Querétaro

Si tuviéramos que escoger entre las capitales de los estados, tres de las más representativas del arte colonial, no dudaríamos en considerar una de ellas Querétaro, tal es su riqueza en iglesias, conventos, retablos, palacios, casas, además de un magnifico acueducto, monumentos casi todos del siglo XVIII (del XVI sólo queda un relieve, y del XVII, alguna iglesia, y el claustro de San Francisco, hoy convertido en museo).

El acueducto de Querétaro es ejemplo de voluntad, de mecenazgo y colaboración ciudadana. Se debe al marqués de la Villa del Villar del Aguila. La obra dio principio en 1726 y trece años después estaba terminada.

Querétaro tiene un lugar preponderante en la historia del México moderno, a partir del siglo XIX, con la conspiración del corregidor Dominguez y de su esposa, doña Josefa Ortíz de Domínguez, contra el gobierno español. Desde entonces los hechos históricos se sucedieron. En 1821, las fuerzas realistas capitularon ante Iturbide. En 1848, Queretaro fue la sede de los poderes federales, durante la ocupación de México por el ejército norteamericano. En 1867, las tropas del Imperio se concentraron en la ciudad, que fue tomada por las fuerzas republicanas, y Maximiliano, junto con sus generales Miramón y Mejía, fusilados en el cerro de las Campanas, de Ia propia ciudad. Y durante Ia revolución, en Querétaro se desarrollaron las históricas reuniones del Congreso Constituyente, que expidieron la Constitución de 1916- 1917.

El estado de Querétaro, que es uno de los menos grandes de Ia República, se halla dentro de la zona tórrida, al sur del trópico de Cancer. Aunque la agricultura no tiene aquí mayor importancia, si la tienen, en cambio, la ganadería y Ia avicultura, ya que la mitad de la superficie del estado esta cubierta de pastizales.

Casi toda la industria de Querétaro se encuentra en su capital; por las buenas comunicaciones, industria que va desde fábricas textiles hasta el tallado de piedras preciosas (en su suelo se encuentran ópalos, amatistas, turquesas y topacios).

Tequisquiapan, villa del municipio y valle del mismo nombre, goza de manantiales de aguas termales, que gracias a sus buenas instalaciones atraen numerosos visitantes. Por su parte, la ciudad de San Juan del Río, cabecera del municipio y valle del mismo nombre, es única, en su modestia, por el encanto de su plaza porticada y sus bellas y sencillas casas del siglo XVII. Se distingue, además, por los productos artesanales que produce y por Ia fabricación de muebles de mimbre.

De las ocho fiestas principales del estado, la que exalta Ia figura de doña Josefa Ortíz de Domínguez, benemérita de Ia Patria, es tal vez la menos brillante, desde el punto de vista folklórico. En la pequeña población de Cadereyta, en cambio, la celebración de Ia Semana Santa reviste inusitado fervor. El Jueves Santo, por la tarde, una procesión de indios Otomies, no sólo del estado de Querétaro sino también del de Hidalgo, participa, portando alrededor de tres mil imágenes de Cristo, en formas de estatuas y de cuadros, inusitada procesión Si las hay. Igualmente en Cadereyta, en el pueblito de Bayé, se celebra cada año, el 21 de septiembre, la fiesta de San Antonio, a la que acuden grupos de peregrinos y danzantes de los estados vecinos.

Otra fiesta en la que el tema religioso es más bien un pretexto, Si cabe, es la de Belén, que se inicia el día 1 de febrero para terminar durante el transcurso del día 2. Comienza con la obligada procesión religiosa, en la que los danzantes venidos de los estados de México, Hidalgo y Guanajuato, participan. Los galleros, es decir, los dueños y amaestradores de gallos de pelea, llegan de varias partes del país y organizan peleas, en las que se juegan fuertes sumas de dinero.