Distrito Federal

La ciudad de México se asienta en medio de un valle, que por sus lagunas fue llamado Anáhuac en lengua nahuatl, la lengua de los aztecas (también llamados mexicas y tenochcas). Nómadas hasta entonces, se establecieron, a principios del siglo XII, en uno de sus islotes, fundando la ciudad de Tenochtitlán (Donde esta el nopal silvestre), que hace alusión a la planta sobre la que se posó un águila para devorar a una serpiente, alegoría profética que ha pasado al emblema del escudo nacional.

Como toda ciudad lacustre, el tránsito se hacía principalmente por medio de canoas, aunque tres grandes calzadas comunicaban el islote con las márgenes del lago. Su población, en el momento de la conquista, era de quinientos mil habitantes. En 1521, después del asedio de los españoles, la ciudad quedó destruida. Sus ruinas, que durante siglos han permanecido ocultas, comienzan ahora a ser descubiertas, y existen de milagro por haber respetado Cortés la enorme plaza mayor. Al construir la ciudad española que sería la capital de Nueva España, nombre con que se designó el territorio dominado por el, Cortés hizo construir su palacio en el mismo emplazamiento del de los gobernantes aztecas, y sobre las ruinas de otros palacios y templos, la catedral y los que alojarían a los virreyes y la Audiencia.

Del templo mayor de los aztecas tenemos descripción por los propios conquistadores. Se trataba de una gran pirámide doble, ya que sostenía los templos de Huitzilopochtli y de TIáloc (de ahí su planta rectangular), con 100 metros en dos de sus lados y 80 metros en los otros dos, con cuatro cuerpos escalonados.

Dentro del perímetro del Distrito Federal, pueden verse numerosas ruinas contemporáneas de los aztecas, como las de Tlatelolco, o anteriores a ellas, como las de Cuicuilco, y a pocos kilómetros del centro de la ciudad, las famosas de Teotihuacán, con sus grandes pirámides del Sol y de la Luna, visita que resulta inolvidable, tanto Si se recorren por la mañana a pleno sol, o por la noche con casi frío.

Las lagunas, en cuyos islotes se asentaba la antigua ciudad, han desaparecido casi por completo, desecadas por diversas razones. Queda testimonio de ellas en el llamado lago de Xochimilco, cuyo nombre se refiere al cultivo de las flores, lo que se hace durante todo el año por medio de ingeniosas chinampas, que son depósitos flotantes de tierra, sistema de origen prehispánico aún vigente.

Desde los primeros años de su fundación, la ciudad española creció ininterrumpidamente: casas, palacios, iglesias, conventos, colegios, hospitales. De las pocas construcciones que se conservan del siglo XVI, la mas importante es, sin duda, el templo fortaleza de Santiago Tlatelolco, que forma parte de la plaza de las Tres Culturas, junto a ruinas arqueológicas, y edificios funcionales del siglo XX.

Durante los tres siglos exactos que duró la dominación española, de 1521, en que fue tomada la ciudad, a 1821, en que se consumó la independencia, se construyeron numerosos palacios, que en su gran mayoría se conservan.

Entre los mejores ejemplos de la arquitectura civil, habría que mencionar el Palacio del Gobierno Virreinal, en el lugar en que estuvieron las casas de Moctezuma, actualmente Palacio Nacional, que ha pasado por numerosas reformas, muy atinadas por cierto. La antigua Aduana, que forma parte de la plaza de Santo Domingo, es una de las más armoniosas de México. En uno de sus frentes se encuentra el llamado Portal de los Evangelistas, que hace alusión a los escribanos que allí se ganan la vida, ayudando a personas poco acostumbradas a redactar documentos. Forma parte de esta misma plaza el edificio de la Inquisición, con su esquina en chaflán, llamada por el pueblo (esquina chata), maravillosamente restaurado para servir de dependencia cultural de la Universidad Nacional. La Casa de Moneda es hoy Museo de las Culturas, donde se exhiben ejemplos artísticos y etnográficos de todos los pueblos de la Tierra. Otros palacios de la antigua nobleza, como el del conde de Santiago Calimaya, es hoy Museo de la Ciudad de México, el de Jaral de Berno es conocido como Palacio de Iturbide, por haberse alojado en el el efímero emperador de su nombre; el del conde del Valle de Orizaba lo ocupa un conocido restaurante, que goza de las preferencias de los turistas americanos; el del marqués de San Mateo Valparaiso es hoy Banco Nacional; el del marqués de Buenavista es el Museo de San Carlos de pintura europea.

De los grandes colegios, que continúan siéndolo, el de Las Vizcaínas es uno de los más hermosos, colegio que por su carácter laico superó los tropiezos de las Leyes de Reforma. El Colegio de San Ildefonso fue continuador, en cierta medida, de la Real y Pontificia Universidad, fundada a mediados del siglo XVI y culturalmente la primera de América. El Palacio del Colegio de Minería, el más espléndido ejemplar neoclásico de la ciudad y de América, es hoy Centro de Educación Continua de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El Castillo de Chapultepec, que fue residencia de los emperadores aztecas, lo fue también circunstancialmente de los virreyes, en el siglo XIX Colegio Militar, y al principio del actual residencia de los jefes de Estado de México. Hoy, convertido en el Museo Nacional de Historia, es el mas visitado por las clases humildes principalmente.

Tanto la ciudad vieja como la nueva cuentan con parques y jardines. Entre los primeros, la Alameda Central, que fue preferida de la sociedad colonial, lo es hoy de las clases humildes, que acuden cada domingo a presenciar espectáculos gratuitos de música y danza, especialmente dedicados a ellos.

Atractivas son las fuentes y las estatuas que adornan numerosos jardines, plazas y paseos, pero de todos los monumentos de la ciudad es, seguramente, la Columna de la Independencia, en el paseo de la Reforma, el que reúne mayores valores artísticos y simbólicos, a mas de ser monumento funerario de los héroes de la independencia. Curiosamente existen en el Distrito Federal dos monumentos dedicados a Colón, uno de ellos debido al escultor catalan Manuel Vilar.

El Teatro del Palacio de Bellas Artes es el preferido, tanto por el público culto como por aquel otro que acude a manifestaciones folklóricas. Es Un magnifico edificio de mármol de Carrara en su exterior, en el que se aloja el Instituto Nacional de Bellas Artes. Entre sus numerosas dependencias pueden contarse salas de conciertos, de exposiciones y Un museo con muestras de los mejores pintores nacionales. Se comenzó a construir a principios del siglo XX, en estilo "Art Nouveau", y se terminó por los años treinta en "Art Decó".

La ciudad universitaria, pese a su enorme extensión, se ha visto obligada a continuar creciendo en otros lugares, lejos de su propia área, para no entorpecer la vida académica, por el gran número de estudiantes que acuden a ella desde diferentes puntos del Distrito Federal.

La construcción de la catedral, iniciada en el siglo XVI y terminada en el XIX, sobre parte del recinto ceremonial de los aztecas, es sin duda el templo mayor de Mexico. Varios estilos se fusionan armoniosamente en él, hasta donde esto es posible, pero sin lograr darle la categoría arquitectónica que hubiera sido de desear. Bóvedas góticas, bóvedas renacentistas, cúpula neoclásica... En su interior predominan los retablos barrocos, alguno de ellos, como el del altar de los Reyes, el mas grandioso del barroco mexicano, proyectado y realizado por Jerónimo de Balbas, artista español autor del retablo de sagrario de la catedral de Sevilla.

La iglesia del Sagrario, "Sagrario Metropolitano", unido a la catedral, es Un ejemplar extraordinario del llamado churrigueresco, en el que el barroco se extrema hasta límites insospechados. Lorenzo Rodriguez llevó a la piedra lo que su compatriota hizo con la madera, en el Retablo de los Reyes.

De entre las iglesias y conventos mas antiguos que sobreviven, el de San Jerónimo, del siglo XVII, es el más ilustre, por haberlo habitado la famosa poetisa Sor Juana Inés de la Cruz, "Décima Musa", "Unica Musa Americana", que dijeron sus contemporáneos, en cuyo coro bajo reposan sus restos. Con empeño ejemplar, la señora Margarita López Portillo, durante el periodo presidencial de su hermano, ha logrado su restauración, dando Un sentido cultural y vivo a todo el recinto conventual.

La basílica de Guadalupe es otro de los lugares clave de la ciudad, por la veneración de que es objeto la imagen de su nombre.

La comida mexicana, o mejor dicho, la cocina mexicana es, según parece, una de las mas elaboradas del mundo. Para su condimentación, el chile (sinónimo de picante) es imprescindible. Hay gran variedad de ellos y muchas veces suelen utilizarse juntos, lo que para Un paladar de buen conocedor, no representa ninguna confusión, ya que puede distinguirlos e individualizarlos. De los numerosos platillos nacionales, el que sin duda goza de mayor popularidad es el mole poblano.

Los antojitos hacen las delicias de todo buen mexicano. Sustituyen una comida formal, y suelen tomarse de pie, frente a un puesto improvisado en la calle, a en un zaguán, o en lugares insospechados. La tortilla de maíz, fundamental e insustituible, acompaña toda clase de alimentos, y es para el mexicana lo que para el europeo el pan de trigo.

De las extraordinarias y Un tanta desconocidas culturas del pasado prehispánico de México, el Museo Nacional de Antropología es, en cierta forma y hasta donde es posible, la clave.

Cerca de cuarenta fiestas al año celebra el Distrito Federal. La mayoría de ellas por motivaciones religiosas poco o nada ortodoxas. La de Corpus Christi tiene lugar en el atrio de la catedral, donde numerosas vendedores ambulantes ofrecen las tradicionales mulitas (figuras hechas de hojas de maíz).

El 16 de julio, Nuestra Señora del Carmen, en uno de los barrios residenciales con mas solera y señorío, el de San Angel, los concheros danzan, acompañados con unas mandolinas construidas por ellos mismos.

El primer domingo después de la fiesta de Santiago se reúnen en la plaza de las Tres Culturas numerosos grupos de danzantes.

El 1º de septiembre, día de la Independencia, que se inicia a las once de la noche, el presidente de la República, desde el balcón central del Palacio Nacional, revive el llamado grito de Dolores, o grito de incitación a la independencia.

El 12 de diciembre, conocidas artistas cantan, frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe, Las Mañanitas. En el gran atrio de la basilica guadalupana numerosos grupos de danzantes, durante todo el día, ofrecen sus danzas a la patrona de México.

La Semana Santa se celebra en varios pueblos aledaños al Distrito Federal En Cuajimalpa, por la noche, se representa "El mártir del Gólgota"; en Iztapalapa, "El Drama de la Pasión". "La Crucifixión" tiene lugar en el conocido cerro de la Estrella, con la participación de todo el pueblo.

El 3 de mayo, día de la Santa Cruz, es celebrado par el gremio de albañiles.

El 2 de noviembre, "Día de Muertos", la visita a los cementerios, de día y de noche.

El Viernes de Dolores tiene significado mundano para los once barrios mas agrícolas del Distrito Federal, que dedican parte de sus actividades a cultivar las flores.

Como centro intelectual, el Distrito Federal ha sida principalmente el lugar obligado en que se han desenvuelto la mayoría de los artistas e intelectuales del país y los extranjeros residentes, entre los que habría que destacar a las numerosos exiliados españoles que, a partir de 1939 y durante muchos años, han participado en la vida intelectual del país (y no sólo intelectual) de una manera importantísima, tanto desde las cátedras, como realizando su obra de creación. De los nacidos en la capital predominan los escritores y los poetas, cuyos nombres, desde finales del siglo XIX, forman parte relevante de la historia de la literatura mexicana, a partir de Gutierrez Nájera, Luis G. Urbina, Juan Jose Tablada, entre otros, que se continúan con los de Torres Bodet, Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Fernando Benítez, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes, Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo, Alberto Dallal, Sergio Fernández y muchos mas, todos ellos de la Ciudad de México.

Entre los músicos no faltan algunos de los mas importantes, como Carlos Chavez, Francisco Agea, Luis Sandi y la cantante Irma González, contemporáneos nuestros, como también lo son los pintores Luis Nishisahua, Guillermo Meza, Jose Luis Cuevas, Alberto Gironella, Gunter Gerzo, Leonardo Nierman. Entre los toreros, Carlos Arruza y Alberto Balderas. Entre las cómicos, Mario Moreno, "Cantinflas". Entre las escultores, Federica Canessi, Luis Ortíz Monasterio, Angela Gurría, Juan Cruz, Jorge Dubón. Y entre los arquitectos, Carlos Obregón Santacilia, Alfonso Mariscal, Gómez Mayorga, Mario Pani, Flores Marini y Ortiz Macebo, y otros muchos.